MALQUERENCIA

No quedaba claro si la clientela del final de la jornada asistía a la barbería, por el buen servicio que recibía o si asistía para ser parte de los célebres debates, de las discusiones en las que no solo se alegaba de política, sino que se hacía burla de los defectos del rival, en intentos de disminuir su dignidad hasta la mínima expresión. El ambiente de algarabía era testaferro del resentimiento que mediaba entre las posturas políticas irreconciliables, la postura obrerista, revolucionaria de Fausto y la postura liberal, de don Ramiro. La barbería es una ventana a la sociedad fracturada, sometida por el rencor que, ni aun el tiempo, ni la convivencia diaria podía sanar. Malquerencia constituye un viaje hacia las profundidades del alma de los personajes, en el devenir inexorable de las bajas pasiones.