La construcción del espejo

La novela se inscribe en una tradición que propone la renovación de la literatura. El autor, a partir de una escritura fragmentaria, invita al lector a que construya su propio espejo. Juan Filloy definió a la novela como “un espejo mundológico”. El poeta Daniel Andina expresó: “El que lea estas páginas se mezclará con el aire, verá como su corazón se somete al riesgoso tormento de sentir que un sueño lo atraviesa; entonces, de a poco, se descubrirá atrapado en una morada radiante de espejos. Yo he leído. He entrado al laberinto. Me he visto reflejado en sus miles de fragmentos. El desafío es salir. Tal vez la clave para escapar un día la dé nuestro escritor, pero para eso deberá destruir el espejo. La función del escritor es intranquilizar y José Kameniecki lo ha logrado”. Marco Denevi: “Es una obra sin antepasados, sin padres, sin familia, un libro nacido de sí mismo, aunque alimentado por muchos libros-nodrizas, por muchos libros-amas de leche. Usted lo califica de novela. Pero admitiría su inclusión en otros géneros, acaso en todos los géneros”. La presente edición es una versión corregida y aumentada del original publicado en 1996 en Buenos Aires, que se encuentra agotado.