Duramar

mascarada de la otredad, rapsodia de un mester, el lector tiene ahora entre sus manos un selecto número de poemas inscritos en la lírica de la poesía moderna, redactados en versos que caminan, y vienen y van por los laberintos de la cuaderna vía, en otros momentos son manufactura en verso libre, y su pretexto es el canto; otra manera de poder decirle no a la realidad, iluminar su sombra; con un estilo que acepta diversos registros y ritmos, un invento de sonidos, en donde cada palabra es un epitafio; trabajo poético que el autor le pidió cierta vez al poeta Octavio Paz si lo consideraba con algún valor para decidir o no llevarlo a editar. El premio Nóbel le dijo: “publíquelo, es bueno”.